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Quieres un cambio en tu vida? 4 COSAS QUE DEBES SABER SOBRE TU CEREBRO


¿Quieres un cambio en tu vida?

El primer paso es: que entiendas como funcionas.

Saber cómo funcionas a nivel consciente ya es todo un logro pero sólo es un 16% de tu funcionamiento.

¿Quieres conocer el 84% restante? ¿Quieres un cambio verdadero? Para esto necesitas conocer tus mecanismos más inconscientes y esto es todo un viaje apasionante, en el que te puedo ayudar y enseñarte a darte la contención y la liberación que necesitas.

El segundo paso es encontrar la herramienta terapéutica precisa para cada estructura inconsciente, porque no siempre es la misma la más eficiente. Es como tener cientos de candados y cada uno tiene una llave única... El Neuro-Training es un formato terapéutico hecho para poder encontrar esa llave, por eso me apasiona practicarlo y proponértelo.

Pero empecemos por el comienzo: veamos las grandes lineas de cómo funciona tu cerebro y tu inconsciente:

  1. Cuando sientes una emoción demasiado fuerte tu cerebro se siente en peligro y activa sus mecanismos de supervivencia.

  2. Cuando los mecanismos de supervivencia están activados no puedes pensar en soluciones creativas porque tu cerebro desactiva estas zonas.

  3. Esta emoción ocupa tanta energía que tu cerebro la reprime y la pone en tu cuerpo: es cuando somatizas.

  4. Tus células guardan memoria de esta emoción y si no la liberas se transmite a tus hijos via la epigenética.

Observa ahora tu vida cotidiana y aplica esas 4 leyes. Sientes una emoción demasiado fuerte, positiva o negativa y para cada una hazte estas preguntas:

1. ¿Me puse a la defensiva? ¿Apareció un miedo o una duda en mi mente? ¿Siento que nunca terminará? ¿o al contrario tengo miedo o siento dolor de que se acabe demasiado pronto? Si la respuesta es SI, entonces tus mecanismos de supervivencia más inconscientes y fisiológicos tomaron el mando de tu vida.

2. ¿Que necesitas para sentirte segur@ nuevamente? ¿Que necesitabas de niñ@ para sentirte seguro? ¿Un abrazo? ¿Hablar o que te hablen? ¿Comer? ¿Entender el porqué de las cosas?...En la respuesta está la herida de tu niñ@ interior que activa tu modo “alerta máxima”. Ya tienes una pista de la herida principal a sanar. Recuerda que de bebé, si no te daban muestras de cariño tu cerebro mamífero se ponía en... “alerta máxima, podríamos morir de hambre, de frío, de algún peligro…”

3. ¿Que dolores físicos tengo? ¿Qué molestias físicas aparecieron después de sentir esa emoción fuerte? ¿Que vínculo podría haber entre ambos? ¿Aunque no veas la conexión lógica entre tus molestias físicas y esta emoción es importante que abras tu mente a esta pregunta. Cuando lo haces les dices a tu cerebro “muéstrame el nexo, no lo alcanzo a ver, me importa, quiero verlo”… Tu trabajo entonces es confiar y esperar sin olvidarte de la pregunta. Poco a poco tu cerebro encontrará maneras de que conscientices lo que antes no podías ver. Así es cómo aprenden tan rápido los niños: están siempre dispuestos a asombrarse con cosas nuevas, su cerebro está entrenado para dejar espacio y credibilidad a lo desconocido.

4. Ya que sabes que cada célula de tu cuerpo guarda memoria de las emociones no resueltas que experimentaron tus ancestros, pregúntate cuánto de esta reacción a la defensiva tiene origen en tu propia vida y cuánto de esa misma te viene de tus antepasados. Con esta pregunta, aunque no tengas la respuesta de inmediato, le indicas a tu cerebro que “te importa conocer el origen de tu problema”. El origen es muy importante para desactivar un mecanismo de defensa… pero esto es tema para otro artículo!


Quieres saber un poco más sobre…


  • Mecanismos de supervivencia

La más alta prioridad de tu cerebro es mantenerte en vida, a toda costa y antes que nada. Para eso, activa estrategias de supervivencia desde tu más temprana vida intrauterina.

Gracias a ellas es que sigues con vida. En vida, sí, pero infeliz porque a la vez de que salvan tu vida también inhiben la expresión de tu potencial.

El cerebro no hace la diferencia entre un peligro de muerte real y la intensidad de una pérdida simbólica, emocional o mental. Es lo que nos queda de mamífero. Así que muchas respuestas nuestras ante el dolor son inadecuadas: respondemos como si fuéramos a morir de verdad. Y como nuestros apegos nos hacen vivir retos emocionales todos los días, nos pasamos la vida a la defensiva. Necesitamos vivir, no sobrevivir. Si vives a la defensiva, pasas al lado de tu vida.


  • Mecanismos de compensación

Cada ves que tu cerebro se siente en peligro activa mecanismos de supervivencias. Uno de sus preferidos es reprimir la expresión de quien eres verdaderamente, así puede concentrarse en “salvar tu pellejo”. Pues imaginas que te está atacando un tigre, no es el momento de expresar tus más grandes anhelos creativos, es hora de correr. Pero para poder reprimir tu expresión se activa un mecanismo de compensación en tu cuerpo que altera tus funciones fisiológicas. A la larga el cuerpo acumula síntomas y te enfermas por no poder expresar tu verdadero Yo.


  • Memoria celular y epigenética

El cuerpo lo memoriza todo y lo trasmite a la próxima generación a través de procesos epigenéticos. Así es cómo a nivel celular guardas en memoria todas las emociones experimentadas por tus antepasados. A su vez, estas memorias inhiben o estimulan procesos fisiológicos que te mantienen en supervivencia o te permiten ser creativo. El proceso molecular epigenético memoriza emociones y sensaciones. Es por esto que se activan sensaciones y emociones que nos vienen de familia.

  • Carga emocional negativa

Las situaciones de estrés generan cargas emocionales negativas. Como rocas que arrastras, esas cargas congelan partes de tu ser en los pasillos del tiempo, fragmentándote.


Para reunificar todas tus partes y sentirte completo permítele a tu subconsciente re visitar experiencias del pasado y encontrar soluciones allí donde en su momento no las había.

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